Artículo de opinión de María Luisa Soriano, viceportavoz del Grupo Parlamentario Popular
17 noviembre 2010.- En vez de dedicarse a resolver de forma contundente la incómoda situación que atraviesan la agricultura y la ganadería de la región, Barreda y sus corifeos, preocupados, más que por el problema, por los resultados que ofrecen las encuestas, están tratando de aparentar que controlan la situación y se esfuerzan en borrar sus torpezas y en tratar de convencernos de que alrededor de la agricultura y de la ganadería todo son alegrías y satisfacciones.
17 noviembre 2010.- En vez de dedicarse a resolver de forma contundente la incómoda situación que atraviesan la agricultura y la ganadería de la región, Barreda y sus corifeos, preocupados, más que por el problema, por los resultados que ofrecen las encuestas, están tratando de aparentar que controlan la situación y se esfuerzan en borrar sus torpezas y en tratar de convencernos de que alrededor de la agricultura y de la ganadería todo son alegrías y satisfacciones.
Como deben estar asustados (en su lugar cualquiera
lo estaría) ante el calamitoso estado al que, unas veces por falta de
criterio y otras por incompetencia, han llevado al sector agropecuario
de Castilla-La Mancha, con argumentos tan pobres como pusilánimes,
pretenden convencernos a todos de que mencionarlo tiene efectos
negativos y de que crea alarmas innecesarias. Quieren, para que la
situación pase inadvertida, que nadie diga nada y que nadie haga ni la
más mínima referencia a la ruina que están padeciendo el campo y sus
industrias derivadas. Con una desfachatez que raya en la desvergüenza,
cuando desde el PP denunciamos la situación, se atreven a decir
mezquindades como que la nuestra es la estrategia de “cuanto peor
mejor”.
Subliminalmente, tratando de justificar lo injustificable, sugirieren que es lógico que, inmersos como estamos en una crisis generalizada, la agricultura también lo esté, pero cuando se habla con los agricultores se percibe claramente que las dificultades que están soportando no vienen desde hace tan sólo un par de años como Barreda quiere hacernos creer, sino que vienen precisamente desde que él y sus corifeos se visten con trajes que les vienen grandes.
Barreda es el presidente de un gobierno que no ha hecho absolutamente nada para resolver airosamente ni asuntos que le son tan próximos como los precios en origen de los productos agrícolas o el continuo incremento de costes de producción, ni asuntos que tienen tanta enjundia como el Chequeo Médico de la PAC, el Plan Hidrológico Nacional o la OCM de la vid y, por mucho que él y sus corifeos se empeñen en negar la evidencia, el gobierno regional ni a los agricultores ni a los ganaderos les ha dedicado las atenciones que necesitan y, en cambio, sí que les ha provocado que, cansados de engaños y de sanciones y de sentirse abandonados, hayan perdido la ilusión y que el pesimismo se haya instalado en ellos.
Para colmo, nadie puede entender que, con lo mucho que nos jugamos, tanto franceses como alemanes hayan presentado ya su alternativa a la PAC para después de 2013, ni tampoco se puede comprender que, a pesar de que nos han ninguneado a los españoles, Barreda a estas alturas no haya dicho esta boca es mía. Y, por favor, que ahora no nos venga con milongas diciendo que calla para no crear alarma, porque está más claro que el agua que lo que está haciendo una vez más es escamotear la realidad para subordinar el futuro de nuestro sector agropecuario a sus intereses electorales.
Afortunadamente, y con esto trato de subir la moral de los afectados, el gobierno de Barreda tiene fecha de caducidad.
Subliminalmente, tratando de justificar lo injustificable, sugirieren que es lógico que, inmersos como estamos en una crisis generalizada, la agricultura también lo esté, pero cuando se habla con los agricultores se percibe claramente que las dificultades que están soportando no vienen desde hace tan sólo un par de años como Barreda quiere hacernos creer, sino que vienen precisamente desde que él y sus corifeos se visten con trajes que les vienen grandes.
Barreda es el presidente de un gobierno que no ha hecho absolutamente nada para resolver airosamente ni asuntos que le son tan próximos como los precios en origen de los productos agrícolas o el continuo incremento de costes de producción, ni asuntos que tienen tanta enjundia como el Chequeo Médico de la PAC, el Plan Hidrológico Nacional o la OCM de la vid y, por mucho que él y sus corifeos se empeñen en negar la evidencia, el gobierno regional ni a los agricultores ni a los ganaderos les ha dedicado las atenciones que necesitan y, en cambio, sí que les ha provocado que, cansados de engaños y de sanciones y de sentirse abandonados, hayan perdido la ilusión y que el pesimismo se haya instalado en ellos.
Para colmo, nadie puede entender que, con lo mucho que nos jugamos, tanto franceses como alemanes hayan presentado ya su alternativa a la PAC para después de 2013, ni tampoco se puede comprender que, a pesar de que nos han ninguneado a los españoles, Barreda a estas alturas no haya dicho esta boca es mía. Y, por favor, que ahora no nos venga con milongas diciendo que calla para no crear alarma, porque está más claro que el agua que lo que está haciendo una vez más es escamotear la realidad para subordinar el futuro de nuestro sector agropecuario a sus intereses electorales.
Afortunadamente, y con esto trato de subir la moral de los afectados, el gobierno de Barreda tiene fecha de caducidad.