Miguel A. Rodríguez González
Vicesecretario del PP de Castilla La Mancha
A medida que se van conociendo más datos de la operación de espionaje puesta en marcha contra la Alcaldesa de Ciudad Real y otros cargos del Partido Popular en la provincia de Ciudad Real por parte de una agencia de detectives de Madrid, cada vez van quedando menos dudas sobre la participación del PSOE en dicha campaña.
El espionaje tiene algo de inquietante, y más en la sociedad actual, en
que los avances tecnológicos permiten que nuestras conversaciones sean
escuchadas y nuestra imagen registrada, hasta extremos insospechados. El
cine ha retratado el mundo de los espías en multitud de ocasiones.
Servicios secretos de las grandes potencias, guerra fría, guerras
mundiales, fuerzas de seguridad del estado en dictaduras totalitarias.
Los escenarios son múltiples, pero lo que no nos podíamos imaginar es
que alguien pudiera utilizar estos medios contra un rival político en el
marco de una campaña electoral.
El descubrir a los “espías” prácticamente nada más bajarse del AVE sería motivo de chanza si no fuese por la gravedad de los hechos. La secuencia de los actos es la siguiente: Una vez descubiertos, la presidenta regional del PP dice públicamente que cargos de su partido están siendo investigados y que el PSOE está detrás del asunto. Ante tal “pillada” el PSOE sale en tromba para defender su “honor?” y amenaza a Cospedal con querellas criminales y todos los males de esta vida y de la otra.
Hacen que la agencia de detectives, en un acto inédito e inaudito, emita una nota de prensa diciendo que el PSOE no es su cliente y que no sabían que una de las personas investigadas era la Alcaldesa de Ciudad Real, ya que sólo habían pedido información registral de un inmueble. Esto es falso y está demostrado. Han pedido información registral de personas físicas con nombres y apellidos, no por inmuebles.
Paralelamente el PSOE hace que también salga la agencia de noticias del Movimiento, porque actúan como tal, diciendo que no es el PSOE el que está detrás sino un funcionario municipal descontento y en la misma nota la agencia, en otro acto igual de inaudito que lo anteriormente mencionado, busca culpables de la “filtración” a los interesados.
Cuando en el PSOE se serenan y constatan lo bien informados que estamos “reculan” y dicen que nada de querellas sino que se conforman con que Cospedal les pida perdón. Pero es que acabamos de conocer que el jefe de los espías es militante del PSOE y ha sido candidato del PSOE en las municipales en un municipio de la región. Tinto y en botella. Queda por lo tanto acreditado que el PSOE está detrás de esta sucia maniobra de espiar al rival político, al que no piensa igual y es un peligro para la estabilidad del régimen.
Este modelo de hacer política es de sobra conocido por aquéllos cargos del PSOE que provienen del comunismo porque era un método muy utilizado por aquéllos regímenes donde la pervivencia del régimen se sustentaba en buena medida, además de en el aparato represor, en el conocimiento hasta el detalle de la vida de los otros. De los que no piensan igual.
Creo que ha llegado el momento de que Barreda se pronuncie sobre si le parece moral y ético que su gente se dedique a espiar a los rivales. Ha llegado el momento de saber si el secretario de Organización del PSOE de Castilla La Mancha, José Manuel Caballero, conocía estos hechos. Y desde luego creo que si se acredita que un militante del PSOE ha espiado a cargos del PP, este militante debe ser expulsado del partido por lo menos. ¿Se imaginan lo que pasaría si el PP contrata a unos detectives para espiar a los altos cargos socialistas? La mundial. En fin, la doble vara de medir y la hipocresía de las izquierdas.
El descubrir a los “espías” prácticamente nada más bajarse del AVE sería motivo de chanza si no fuese por la gravedad de los hechos. La secuencia de los actos es la siguiente: Una vez descubiertos, la presidenta regional del PP dice públicamente que cargos de su partido están siendo investigados y que el PSOE está detrás del asunto. Ante tal “pillada” el PSOE sale en tromba para defender su “honor?” y amenaza a Cospedal con querellas criminales y todos los males de esta vida y de la otra.
Hacen que la agencia de detectives, en un acto inédito e inaudito, emita una nota de prensa diciendo que el PSOE no es su cliente y que no sabían que una de las personas investigadas era la Alcaldesa de Ciudad Real, ya que sólo habían pedido información registral de un inmueble. Esto es falso y está demostrado. Han pedido información registral de personas físicas con nombres y apellidos, no por inmuebles.
Paralelamente el PSOE hace que también salga la agencia de noticias del Movimiento, porque actúan como tal, diciendo que no es el PSOE el que está detrás sino un funcionario municipal descontento y en la misma nota la agencia, en otro acto igual de inaudito que lo anteriormente mencionado, busca culpables de la “filtración” a los interesados.
Cuando en el PSOE se serenan y constatan lo bien informados que estamos “reculan” y dicen que nada de querellas sino que se conforman con que Cospedal les pida perdón. Pero es que acabamos de conocer que el jefe de los espías es militante del PSOE y ha sido candidato del PSOE en las municipales en un municipio de la región. Tinto y en botella. Queda por lo tanto acreditado que el PSOE está detrás de esta sucia maniobra de espiar al rival político, al que no piensa igual y es un peligro para la estabilidad del régimen.
Este modelo de hacer política es de sobra conocido por aquéllos cargos del PSOE que provienen del comunismo porque era un método muy utilizado por aquéllos regímenes donde la pervivencia del régimen se sustentaba en buena medida, además de en el aparato represor, en el conocimiento hasta el detalle de la vida de los otros. De los que no piensan igual.
Creo que ha llegado el momento de que Barreda se pronuncie sobre si le parece moral y ético que su gente se dedique a espiar a los rivales. Ha llegado el momento de saber si el secretario de Organización del PSOE de Castilla La Mancha, José Manuel Caballero, conocía estos hechos. Y desde luego creo que si se acredita que un militante del PSOE ha espiado a cargos del PP, este militante debe ser expulsado del partido por lo menos. ¿Se imaginan lo que pasaría si el PP contrata a unos detectives para espiar a los altos cargos socialistas? La mundial. En fin, la doble vara de medir y la hipocresía de las izquierdas.