El ex presidente de Castilla la Mancha Sr. Bono, fiel a su estilo efectista, pronunció hace algún tiempo una de esas frases pensadas para que sean titulares de portadas. Dijo, refiriéndose al Estatuto de Cataluña, que “quién se aparta de la mesa es porque quiere comer más que los demás”.
El lunes nos despertamos conociendo un principio de acuerdo alcanzado con nocturnidad y seguramente también con alevosía entre el presidente del Gobierno de ¿España? Y el líder de CiU, Sr. Mas. De ese acuerdo, entre otras cosas, conocimos que Cataluña va a comer más que los demás. En primer lugar se garantiza que Cataluña será la única comunidad con la inversión del Estado garantizada por 7 años; hasta 2014 se garantizan inversiones iguales o superiores a su participación en el PIB. En segundo lugar y no menos importante, de todo lo que el Estado recaude en Cataluña por IRPF e IVA se quedan, trincan, la mitad y de lo que se recauda por impuestos especiales más de la mitad, el 58% para ser más exactos. Esto es sólo el primer paso hacia una agencia tributaria propia y entonces serán ellos solitos los que decidan con cuánto contribuyen a esa entelequia llamada España. Y si esta situación a la que nos llevan nuestros dirigentes socialistas genera tensiones y conflictos en las partes de España que asisten atónitas a esta claudicación, de esa tensión sin duda tendrá la culpa el Partido Popular que con su intransigencia y con su monserga sobre la unidad de España no dejan a los pobres nacionalistas catalanes vivir en paz en sus horizontes soñados de masías, cava y butifarra.
Dejando al lado otras cuestiones del estatuto, sólo en el ámbito económico su aprobación significaría que el modelo de financiación se modifica de forma bilateral y en beneficio de las comunidades más ricas (es decir, de las que quieren comer más) a costa de las comunidades más pobres como por ejemplo la nuestra.
Siendo grave todo lo anteriormente expuesto lo que me animó a escribir esta reflexión no ha sido el conocer el acuerdo secreto que liquida el modelo de financiación territorial. Lo que me animó a poner por escrito estos pensamientos míos fue escuchar y leer las declaraciones de nuestro ilustre paisano José María Barreda, a la sazón presidente de Castilla la Mancha. En dichas declaraciones hechas con una cara de circunstancia de para qué las prisas el Sr. Barreda, D. José María, llegó a decir que “el estatuto de Cataluña es bueno para Castilla la Mancha”. Acto seguido uno de sus locuaces portavoces llegó a decir sobre el mismo tema y en el mismo telediario a-mayor-gloria-del-presidente, que con este acuerdo Castilla la Mancha va a recaudar más. Hombre, esto sería si Castilla la Mancha fuese provincia catalana que de momento (sólo de momento) no es.
Definitivamente con declaraciones como éstas para justificar lo injustificable, nos siguen tomando por imbéciles. Con lo fácil que hubiese sido que se quedaran calladitos, pero claro hablar al dictado tiene estas cosas, que a veces se mete la patita. No sé que les habrán parecido a los votantes socialistas esta salida de pata de banco, seguramente añorarán la firmeza en sus postulados de José Bono porque está claro que Barreda no es Bono. Al final y al margen de intereses partidistas lo que parece dejar claro este estatuto es que unos pocos ganan y los más perdemos. Si no, al tiempo.
Miguel A. Rodríguez
Pte.de la Comisión Prov. de Infraestructuras del Partido Popular y Concejal en el Ayto. de Ciudad Real
Pte.de la Comisión Prov. de Infraestructuras del Partido Popular y Concejal en el Ayto. de Ciudad Real