Opinión

Artículo de Antonio Lucas-Torres

En estos días estamos asistiendo a un esperpento vergonzoso protagonizado por el Gobierno de Castilla-La Mancha en las personas del vicepresidente segundo, José García Molina y el propio presidente del Ejecutivo, Emiliano García-Page, a propósito de la deriva catalana.

García Molina no solo defiende el referéndum separatista catalán y el desprecio al Estado de Derecho; además, no ha tenido ningún reparo en ir a Cataluña en nombre de nuestra comunidad autónoma, tal y como se desprende de la nota de prensa del Gobierno catalán, y reunirse con Oriol Junqueras y hacerse selfies con Ada Colau. Lo que ha intentado no es ni más ni menos que intentar dar legitimidad a la actitud antidemocrática de los gobernantes de Cataluña. De paso, a la vuelta, ha parado en Zaragoza para asistir al bochorno organizado por su jefe, el señor Iglesias.

En realidad, esta actitud no debe sorprendernos. García Molina y su grupo político, Podemos, tienen un claro componente antisistema, y son más amigos del populismo que de la democracia. Para el vicepresidente segundo del Gobierno de Page, el cumplimiento de las leyes fundamentales que nos hemos dado entre todos, fruto del Poder Legislativo, y que confirman cualquier democracia que se precie, deben claudicar ante la voluntad de unos pocos de hacer lo que les venga en gana sin respetar los cauces de las reglas del juego. Tampoco parece creer en la división de poderes y, por tanto, en la independencia del Poder Judicial para hacer cumplir las leyes. Por tanto, no debe sorprendernos lo que hace este señor, porque no ha engañado a nadie.

Lo que sí sorprende es la doble actitud del presidente del Gobierno de Castilla-La Mancha. Sorprende que, por un lado, diga defender la legitimidad del Estado y de sus leyes y, por otro, mantenga en el poder a su vicepresidente segundo, al que le ha otorgado las relaciones institucionales de su Gobierno. No es de recibo que permita hacer lo que García Molina ha hecho sin cesarle inmediatamente. En caso contrario quien debería irse es él mismo.

Page ha incorporado a los comunistas de Podemos a su Gobierno. Sí, a los comunistas de Podemos, de hecho, nadie duda, que la formación política de Pablo Iglesias es seguidora de planteamientos políticos -así como en estrategia- para la consecución del poder propias de esta ideología del siglo pasado.

El comunismo de Podemos es heredero del comunismo de Cuba y su sucursal Venezolana, donde se nutrieron sus fundadores con lucrativas relaciones, y en donde la represión de los disidentes al régimen han producido miles de presos políticos.

En definitiva, el comunismo de Podemos es el mismo, que ha hundido la economía de los países donde se implantó y que eliminó la democracia allá donde estuvo.

Muchos se preguntaran si queda aún en estas fechas y a escasos días de la celebración del referéndum ilegal para la separación de Cataluña poco o mucho que decir sobre este tema de plena actualidad política y social, que ocupa el prime time de nuestros informativos de las principales cadenas nacionales.

Por desgracia, los hombres y las mujeres de esta tierra manchega no podemos ni queremos aguantar más este espectáculo vergonzoso, consentido y mantenido por Page, que mantiene en su Gobierno a personajes contrarios a la voluntad y sentimiento mayoritario de nuestra sociedad que cree en la democracia y la unidad de España. No, señor presidente, no, no lo vamos a consentir porque ya hemos repetido una y mil veces que en política no vale todo, y lo sucedido este fin de semana ha sobrepasado y con creces el respeto institucional, y los valores democráticos de esta nación y de la igualdad de sus ciudadanos.

Podemos ha demostrado una vez más que sus intereses son los primeros, y si son para subir escalones y disfrutar de todos los privilegios a su alcance, mejor. Esos privilegios que criticaron ferozmente y que prometieron erradicar, hasta que los han conseguido en grado sumo.

Hay que predicar con el ejemplo el respeto a la legalidad. Por ello, como parlamentario regional, como alcalde de mi pueblo, como ciudadano y como padre de familia y por todo ello y con una profunda meditación, y con respeto y responsabilidad, pido y exijo al señor Page que cese a quien no representa a ninguno de los castellano-manchegos, porque de lo contrario el que tiene que dimitir es un presidente que no es capaz de defender la igualdad de sus ciudadanos que son los que ostentan la soberanía de nuestra nación.

Antonio Lucas-Torres

Diputado regional del Partido Popular y alcalde de Campo de Criptana


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