Opinión

Artículo de opinión de Carmen Quintanilla, con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez

El próximo 15 de junio celebramos el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, un problema que nos afecta a todos y que por desgracia pasa desapercibido para gran parte de la sociedad.

Por ello, es importante aprovechar esta fecha para concienciar y sensibilizar sobre este drama que sufren aproximadamente unos 141 millones de personas de edad avanzada en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada seis personas mayores sufre.

Víctimas que en la mayor parte de los casos callan su situación, pues no asimilan el hecho de que personas de su propio entorno como puedan ser familiares o amigos los maltrate. Además, tienen miedo a represalias o al aislamiento social, o simplemente no pueden alertar de su situación porque sus facultades físicas o mentales están deterioradas.

En España observamos que el 7% de los mayores de 65 años afirma haber sufrido algún tipo de abuso por privación, maltrato psicológico, económico e incluso físico y sexual. Y según el Imserso, tan sólo se notifica uno de cada 24 casos de maltrato a personas mayores.

Estamos hablando de la dignidad de nuestros mayores, de su salud, y de una violación de sus derechos humanos más fundamentales. Vivimos en un mundo cada vez más globalizado e inmerso en una fuerte crisis de valores, donde las personas de edad pueden aportar la amplia experiencia y sabiduría que han acumulado a lo largo de sus vivencias profesionales y personales.

Precisamente, una de las conclusiones a las que llegamos en la Conferencia Europea de Mayores celebrada el pasado 12 y 13 de abril en Ciudad Real por el Partido Popular Europeo y la Konrad Adenauer, es que nuestros mayores son el principal motor de futuro y la principal garantía para la unidad de Europa.

Por ello, es de obligado cumplimiento para toda la sociedad cuidar de quienes han vivido tanto y aún tienen mucho que aportar, pues así construiremos un futuro mejor para las generaciones actuales y para las que vendrán después.

Hace poco leí una frase que decía que uno de los mayores honores de la vida es cuidar de aquellos que una vez cuidaron de nosotros. Apoyemos y arropemos a las personas mayores que sufren abusos o maltrato para que rompan su silencio. Pero sobre todo, cuidemos de ellos para que envejezcan con dignidad y con el respeto que merecen.

María del Carmen Quintanilla Barba, senadora del PP


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