En la Conferencia sobre Mujer Rural de la FAO que se celebra en Vilna (Lituania)
La diputada nacional del PP por Ciudad Real Carmen Quintanilla ha intervenido en la Conferencia sobre Mujer Rural organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Vilna (Lituania) con una ponencia en la que, entre otras medidas, ha destacado el Plan de Promoción para las Mujeres del Medio Rural 2015-2018 aprobado por el Gobierno de España para fomentar el empoderamiento de las mujeres en el marco de las políticas activas de mujer y desarrollo rural, como un ejemplo de buenas prácticas.
Quintanilla ha recordado que este plan cuenta con un presupuesto de más de 23 millones de euros y contempla 82 medidas en ámbitos tan importantes para el empoderamiento de las mujeres rurales españolas como la economía y el empleo, la participación en la sociedad y en la toma de decisiones, la conciliación de la vida familiar y laboral, la igualdad en las políticas de fomento y del medio rural y pesquero y el impulso del conocimiento sobre las mujeres del medio rural.
Asimismo, ha destacado el compromiso del Gobierno para analizar y revisar la Ley de Titularidad Compartida de las Explotaciones Agrarias, aprobada en el año 2011, con el fin de conseguir que un mayor número de mujeres se acoja a esta figura que les reconoce su trabajan en las explotaciones agrarias y que les otorga los mismos derechos que a sus cónyuges.
Quintanilla ha resaltado que conferencias como ésta son una herramienta fundamental de intercambio de experiencias y de propuestas para avanzar en el empoderamiento de las mujeres en el mundo. Mujeres que juegan un papel primordial en la producción de alimentos y la seguridad alimentaria de la población mundial que se estima que en 2050 alcance los 9.600 millones de personas, por lo que la limitación de los recursos agrícolas, del acceso al agua y de infraestructuras necesarias ponen en peligro que podamos disponer de los alimentos suficientes.
Y estas limitaciones afectan, sobre todo a las mujeres que, a pesar de ser las principales productoras de alimentos sólo poseen el 1% de la tierra en el mundo y sólo controlan menos de una cuarta parte de las tierras en los países en desarrollo. Todavía hoy por hoy, en más de 90 países las leyes sobre la propiedad de las tierras discriminan a las mujeres, siguen siendo ciudadanas de segunda clase y no poder acceder a la propiedad de las tierras supone que estas mujeres produzcan menos alimentos y tengan más dificultades para salir de la pobreza. Porque está demostrado que, cuando las mujeres no tienen oportunidad de ser propietarias de las tierras que trabajan, invierten menos para mejorar los terrenos y los cultivos.