Llevo observando en las últimas semanas cómo los ciudadanos soportamos la desvergüenza política de los líderes locales, regionales y nacionales del PSOE intentando apelar a los peores instintos de la población e intentando azuzar a la ciudadanía contra el PP por los males que arrastramos, la mayoría de ellos como consecuencia de las propias conductas socialistas irresponsables y demagógicas al frente de los gobiernos de Castilla-La Mancha y de España.

Los españoles vamos a tener que pagar este año casi 29.000 millones de euros sólo de intereses por culpa de la deuda pública (casi la misma cantidad destinada a pagar la factura del desempleo, que se dice pronto), porque un gobierno de izquierdas ha abierto, en poco más de dos años, una brecha fiscal de 12 puntos, que no tiene precedentes en nuestras cuentas públicas, y todo ello por culpa de un gasto público cargado de disparates, descontrol e ideología. Tenemos más de 5 millones de parados debido, en gran medida, a que esos mismos gobiernos socialistas han impedido flexibilizar a tiempo el mercado de trabajo para que el ajuste no se hubiese hecho sólo por la vía del despido, como no ha ocurrido en otros países. Tenemos sobre nuestras espaldas la carga de un Estado mastodóntico e insostenible en su modelo actual, también en parte, porque la izquierda no ha cesado de buscar pactos antinaturales con los nacionalismos de cualquier índole a base de pagar siempre el peaje de crear nuevas estructuras de clientelismo político.

Ahora nos toca pagar con intereses a los castellano-manchegos y a los españoles en general el Plan E, el cheque-bebé, los cientos de miles de horas baldías de “diálogo social” con UGT y CCOO, los 70.000 liberados y funcionarios sindicales, las reformas-engaño de cara a la Unión Europea, los 25.000 millones de déficit oculto en 2011, los cientos de cestas navideñas Gran Reserva que encargaban los asesores de Barreda, la rimbombante ducha de diseño en el despacho del presidente de GEACAM, las sedes-palacios construidas por las diferentes consejerías en plena crisis, los más de 450.000 euros del Festival de Ópera para Page en Toledo, los 170.000 euros del concierto de Joaquín Sabina para el alcalde socialista de Hellín, las 168.000 facturas sin pagar que nos ha dejado el gobierno socialista de Castilla-La Mancha, etcétera. Y todos esos dispendios nos han traído hasta aquí.

Y ya me quedo atónito cuando veo la comedia de las 50 ruedas de prensa ofrecidas por el PSOE contra un presupuesto condicionado por la obligación de pagar los platos rotos por los socialistas en estos años. Además, por si todo esto fuese poco, observo a los herederos y compañeros políticos e ideológicos de Zapatero y de Barreda señalando ahora con aspavientos las colas del paro, la reforma laboral y los recortes presupuestarios, como si fueran invenciones del PP para fastidiar a la ciudadanía y no las consecuencias de sus años de frivolidades y falacias. La izquierda se dedica ahora a hacer con desparpajo llamamientos a la movilización, a la huelga y a la confrontación con el PP

vociferando “no al ajuste, no a la dictadura de los mercados, no a las reformas del PP….”, y yo me pregunto, pero ¿para sustituirlas por qué alternativa?, ¿por la de arrojarnos al abismo?, ¿por la de decirle a nuestros socios europeos que se hagan cargo de nuestras deudas?¿Qué propone la izquierda, salirnos del euro o instalar en España una autarquía en pleno siglo XXI? Ya sabemos que esa película termina siempre mal.

Estoy convencido de que la mayoría de los castellano-manchegos y de los españoles aspiramos a recuperar la prosperidad pero, para ello, debemos ser conscientes de que la única salida a nuestra crisis es gastar menos de lo que ingresamos, sobre todo hasta que paguemos lo que debemos. Y debemos retratar ante el espejo, todos los días si es necesario, a los demagogos que nos han estado haciendo trampas en el solitario durante estos años sin decirnos la verdad de que, o nos ajustamos por las buenas, o nos ajustarán por las malas.

 

 

Ángel Exojo Sánchez-Cruzado.
Viceportavoz del grupo popular en la diputación de Ciudad Real.